LO QUE NOS CUENTA EL TOSTADOR: Pioneros en el cultivo de café en el Valle Central de Costa Rica, la familia Chacón lleva plantando café desde 1936 en las estribaciones del imponente volcán Poás. La combinación de altitud, fertilidad del suelo y clima es ideal para producir granos de café de alta calidad, concentrados y aromáticos.
A partir de la muerte su padre, los hermanos Chacón decidieron cambiar el sistema de producción de café, centrando sus esfuerzos en la conservación del medio ambiente y así proporcionar una fuente de empleo estable a sus trabajadores y en preservar la cultura del café dentro de su familia y su comunidad.
Oscar Chacón y Francisca Cubillo, quienes representan la tercera generación de productores de café, decidieron procesar el café de sus propias fincas, dando origen al microbenficio Las Lajas.
Durante estos primeros años de los 2000, buscando la excelencia y pretendiendo ofrecer un producto único en el mercado del café les llevó a la creación del proceso natural en 2006, surgido por necesidad después de un terremoto que dejó a la zona de Sabanilla sin electricidad ni agua durante un largo periodo, lo que imposibilitó llevar a cabo el método tradicional de procesamiento lavado.
El Alma Negra Natural demuestra un compromiso inquebrantable con la excelencia a través de un proceso natural meticuloso, otorgando un carácter jugoso y complejo a la taza, una celebración de la artesanía y los sabores del legado cafetalero Costarricense.
Aquiares, en las faldas del Volcán Turrialba, es la finca de café más grande y una de las fincas de café más históricas de Costa Rica fundada en 1890. El 80% de su tierra está sembrada de café, mientras que el otro 20% esta designado a la protección de bosques. Los cafetales son constantemente interrumpidos por decenas de cauces, ojos de agua y riachuelos, proporcionando así un ambiente saludable para las especies nativas de animales, plantas y pájaros.
Éstas prácticas sostenibles han ayudado en proteger un ambiente natural privilegiado y han dado apoyo a una linda comunidad de casi 2000 personas que se asienta en medio de la finca, el pueblo cuenta con una escuela primaria, un programa deportivo juvenil, un comité de reciclaje, un centro de nutrición para preescolares y una iglesia que construida en 1925, es un Monumento Arquitectónico Histórico Nacional.
Los Aquiareños se enorgullecen de su comunidad y de su café ya que la finca y la comunidad están mutuamente conectadas. La finca brinda servicios, tierra, seguridad y trabajos honestos y por contraparte, la finca se ha beneficiado de una comunidad con un buen nivel educativo, teniendo profesionales altamente calificados para desempeñar funciones administrativas importantes de la empresa.
